Es una creencia popular que tras una cesárea no hay subida de leche, y muchas mujeres ni siquiera llegan a intentar comenzar la lactancia materna porque creen que no podrán conseguirlo.
Esta creencia es uno de los mitos que circulan sobre la lactancia materna, y es totalmente falso.
El inicio de la lactancia viene dado por el desprendimiento de la placenta. Tras el alumbramiento, desciende los niveles de prolactina, estrogenos y lactógeno placentario humano, y ésto es la señal para que empiece la secreción de prolactina. Esta hormona induce la formación de leche en las glándulas mamarias, y la hormona oxitocina es la encargada de la eyección de la leche por los conductos galactóforos.
Ésto ocurre en todos los casos, no tiene nada que ver que el parto sea natural o mediante cesárea, puesto que el cuerpo humano a nivel hormonal no sabe si ha sido sometido a una intervención quirúrgica o no; tras el parto, siempre se libera la placenta, por tanto siempre se produce el aumento de los niveles de prolactina y la subida de la leche.
Las primeras horas tras el parto son cruciales para un establecimiento de la lactancia eficaz, y en el caso de una cesárea, lo que suele influir no es quenuestro propio cuerpo no funcione bien, sino una serie de rutinas que no favorecen este inicio.
Cuando se produce una cesárea, normalmente le siguen una serie de protocolos hospitalarios asociados a esta intervención quirúrgica, que conllevan la separación de la madre del bebé.
Lo que verdaderamente afecta al establecimiento de la lactancia y la formación de la leche es esta separación: el niño está preparado para mamar nada más nacer, su estado de alerta lo favorece, y la estimulación del pecho por parte del bebé es el mecanismo que aumenta la producción de leche.
Cuando la madre queda aislada sin su bebé cerca no recibe este estímulo. Por su parte, el bebé suele recibir biberones de leche artificial, para nutrirlo sus primeras horas y evitar posibles hipoglucemias.
Cuando vuelven a estar juntos, el recién nacido en muchas ocasiones no tiene hambre porque ya ha comido, puede confundirle el mamar de un pecho habiéndole dado antes un biberón, ha perdido sus primeras horas de alerta y ha entrado en un adormecimiento en el cual es más difícil establecer la lactancia.
Por su parte, la madre está cansada y dolorida tras la cesárea, y la herida quirúrgica le puede producir molestias a la hora de ponerse a su hijo al pecho. Ésto unido a una posible falta de motivación y ayuda por parte de su entorno puede hacer que desista de su deseo de dar el pecho.
Aún así, hay muchas madres que dan a luz mediante cesárea y tienen lactancias exitosas. La información, la predisposición y el apoyo y ayuda por parte de familia y sanitarios es parte de este éxito.
No obstante, debemos exigir que no nos separen de nuestro bebé. Si esto no es posible, en nuestra ausencia deberían evitar el uso de biberones y utilizar jeringa para dar leche, en el caso de que sea necesario, y evitar así la confusión que pueda surgir en el bebé por alimentarlo con tetinas y pecho después. Nos deberían proporcionar, a la vez, un saca leche y enseñarnos a utilizarlo para estimular la producción de leche y evitar una posible mastitis por no extraer la leche que se va formando en el pecho en el caso de que la separación sea prolongada.
Una vez juntos es muy importante el contacto piel con piel, y que el pecho esté siempre disponible para nuestro hijo. La lactancia a demanda total, evitar el uso de chupete y vigilar que tanto la posición como el agarre al pecho son correctos, son claves en este proceso.
El haber dado a luz mediante cesárea no tiene porque ser un impedimento para la lactancia. Abordarlo con información y ganas de lactar es importante, y por supuesto, contar con profesionales y grupos de apoyo pueden ayudarte a tener una lactancia exitosa y feliz.
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