El pecho es un órgano cuya principal función es la de producir leche. Pasa muchos años de su vida inactivo, y cuando se pone en funcionamiento tarda un tiempo en regular su producción.
La generación de leche en los primeros meses de lactancia se ve influenciada por los altos niveles de prolactina que existen en el organismo. A medida que va pasando el tiempo, los niveles hormonales de la mujer vuelven a regularse y la lactogénesis deja de depender de la hormona prolactina, y pasa a depender de que se produzca un correcto vaciado del pecho. Así, cuanto más se vacía el pecho, mayor producción de leche.
Es común los primeros días que los pechos siempre estén llenos de leche tanto si se tiene estímulo como si no, más aún cuando pasa un rato desde que el bebé tomó por última vez. En ocasiones se puede producir una ingurgitación mamaria, que suele ser más común cuando "sube la leche" por primera vez. Esto se corresponde con un llenado del pecho acompañado por una inflamación.
Nuestro organismo es muy sabio, y estos primeros meses de lactancia le sirven de entrenamiento para dar tiempo a las mamas a regular su producción de leche a la demanda real del bebé. Iremos comprobando como cada vez nuestros pechos se van llenando menos y pasamos de notar "subidas de leche" de forma espontánea, a notarlas únicamente después de que nuestro hijo succione el pecho durante unos minutos.
La producción se suele regular en torno a los 3 meses. Cuando notan esto, muchas madres piensan que su pecho ha dejado de formar leche; antes lo notaban siempre lleno, incluso goteaba, y ahora nunca ocurre. Lejos de esto, la realidad es que ahora los pechos están funcionando a pleno rendimiento, y la cantidad de leche que se produce se ha adaptado perfectamente a la demanda del bebé, es decir, sólo se produce leche cuando el niño mama, y exactamente en la proporción que necesita en ese momento.
Por supuesto, es necesario seguir ofreciendo el pecho cada vez que el bebé lo demanda, muchas mujeres caen en el error de interpretar esta señal como un descenso de su producción de leche, e intentan compensarlo dando suplementos de leche artificial; de esa manera sí podemos disminuir la producción de leche.
Llegados a este punto, debemos alegrarnos de que nuestro cuerpo haya alcanzado este equilibrio. Son metas que vamos cruzando y nos ayudarán a que cada vez la lactancia sea más fácil y placentera.
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