Según la OMS y la AEDP, la lactancia materna debería ser exclusiva al menos hasta los 6 meses, y a partir de entonces, acompañarse de alimentación complementaria. Es importante mantener la lactancia materna por lo menos hasta los dos años del bebé.
Debemos estar atentos a ciertas señales que nos indican que el bebé está preparado para empezar a tomar otros alimentos:
- Sabe sentarse sólo y sujetar su cabeza sin ayuda.
- Tiene interés por los alimentos.
- Coordina sus movimientos para llevarlos a la boca.
- Ha perdido el reflejo de extrusión.
La alimentación a partir de los 6 meses es complementaria, y como su nombre indica, complementa a la leche materna. La leche debería ser el alimento principal hasta el año de edad, por tanto, todos los sólidos que le demos a nuestro bebé se deben dar siempre después de dar el pecho, y nunca deberían sustituir una toma de leche. Primero daremos el pecho y luego ofreceremos la comida, para que tome lo que le apetezca; es un error sustituir tomas de leche por alimentos, ya que la leche materna es más completa y rica nutricionalmente que los sólidos que le demos.
Aunque es importante esperar a que nuestro bebé esté preparado para tomar otros alimentos aparte de la leche, en ningún caso deberíamos ofrecérselos antes de los 4 meses, ya que su organismo todavía es inmaduro y no está preparado para asimilarlos; con ello aumentamos el riesgo de intolerancias alimentarias.
En ocasiones recibimos el consejo de introducir alimentos antes de los 6 meses, sin que el bebé cumpla los requisitos de madurez para tomarlos. Normalmente suele ser porque se cree que adelantando la AC vamos a conseguir que nuestro hijo aumente más su peso.
En el caso de que haya un problema real por el que el niño no se está desarrollando de forma adecuada, habría que detectar cual es su causa y corregirla, aumentando su ingesta de leche (materna o artificial).
Si no hay un problema con el desarrollo del bebé y éste toma la leche que necesita y aún así es un bebé delgado, no hay motivo para adelantar la introducción de la AC, ya que no aumentará peso por muchos alimentos que ofrezcamos.
No debemos confundir delgadez con enfermedad. La delgadez sería un posible síntoma a tener en cuenta a la hora de valorar la presencia de una enfermedad, y siempre dentro de un conjunto de valores. En ningún caso nuestro hijo estará enfermo por estar delgado. Recordemos que los percentiles infantiles simplemente nos ayudan a determinar donde está posicionado nuestro hijo con respecto a otros 99 niños de su edad.
A lo largo de los últimos 6 meses del primer año de vida del bebé, las reservas de hierro y zinc del cuerpo del niño empiezan a disminuir. Ya que la leche es deficitaria en estos minerales, conviene ofrecer alimentos ricos en ellos.
Conviene recordar que los alimentos deben ofrecerse, nunca obligar al bebé a comer en contra de su voluntad, ya que sus necesidades calóricas y nutricionales están cubiertas con la leche materna. La AC, aunque en parte les nutre, es una manera de que empiecen a relacionarse con la comida.
No son recomendables ciertas prácticas relativamente habituales:
- Ponerles el chupete después de darles una cucharada: les estamos obligando a tragar en contra de su voluntad, de esta manera se fomenta la obesidad.
- Ofrecer biberón de papilla de cereales: es más cómodo para los padres pero no es aconsejable porque se aumenta el riesgo de caries y obesidad.
- Dar de comer con la televisión: intentaremos no entretenerles para qué tenga conciencia plena de lo que comen en casa momento.
- Coacciones o amenazas.
Con respecto a la forma de ofrecer los alimentos, no es necesario comenzar a dar purés. Si hemos respetado el ritmo de nuestro bebé a la hora de comenzar su alimentación, él sabrá gestionar fácilmente el alimento en su boca; si ha perdido el reflejo de extrusión, será capaz de toser para expulsar un alimento para no atragantarse.
No obstante es muy importante ofrecer alimentos adaptados a su edad y capacidad, ser coherentes con su alimentación, y por supuesto, estar siempre presentes mientras los bebés comen para evitar cualquier situación de peligro.
Los alimentos deberán ser siempre sanos, sin azúcar ni sal añadidos. Es un buen momento para comer todos juntos a la mesa, hacer una alimentación sana, y ofrecer a nuestro bebé los alimentos que comamos nosotros, que por su edad y capacidad pueda tomar; así conseguiremos que nuestro hijo tenga una buena relación con la comida.
Y por supuesto, no debemos olvidar que es un bebé, y va a comer una cantidad de comida adaptada a sus necesidades calóricas, que son más bajas que las de un adulto.
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