Aunque cada niño es diferente, todas las díadas madres-bebe han sufrido en mayor medida esta crisis. Pueden suponer una causa de estrés físico y emocional en la madre, que las puede tomar como un rechazo por parte del bebé hacia ellas y una baja producción de leche, cuando nada de esto es real.
Una crisis de crecimiento es lo que llamamos a una serie de mecanismos por parte del bebé para regular la producción de leche a sus necesidades.
A medida que el bebé va creciendo sus requerimientos calóricos y su forma de mamar van cambiando, por esto la cantidad y composición de la leche que produce su madre también tiene que cambiar. Nuestro cuerpo reproduce estos cambios basándose en los mensajes que manda el bebé mediante su forma de mamar. No todos los bebés sufren las mismas crisis de la misma manera y al mismo tiempo, aunque hay características similares que podemos identificar.
Vamos a ver cuales son las principales crisis que se pueden dar en el primer año de vida del bebé:
Crisis de los 15 días:
Crisis de los 3 meses:
Crisis de los 6 meses:
Crisis de los 8 meses:
Crisis de los 15 días:
En este momento el bebé, que antes era tranquilo y dormía, pasa cada vez más rato al pecho. Las tomas son muy frecuentes y no permiten a la madre alejarse del bebé ni un momento. En este momento la madre produce la mayor cantidad de leche de toda su lactancia aproximadamente un litro o un litro y medio al día.
La situación se resuelve con un aumento de la producción de leche en una semana aproximadamente. sólo cabe tener paciencia y responder a las demandas del bebé.
Crisis de las 6/7 semanas:
Esta vez la leche cambia su composición, se vuelve más salada. Al notar el cambio de sabor, los niños se tensan y dan tirones al pecho, lloran y vuelven a empezar.
En este caso la normalidad puede volver de nuevo en una semana. También debemos ser pacientes y no tomarnos estos momentos en los que el bebé "se pelea con el pecho" como un rechazo.
Crisis de los 3 meses:
Es la más famosa de las crisis, en la que más cantidad de destetes se producen. Se juntan varios acontecimientos que pueden aumentar la preocupación y el mal estar del bebé y, sobre todo, de la madre.
El bebé mama cada vez más deprisa, porque domina más la técnica de succión, por tanto tarda mucho menos en hacer las tomas.
Más o menos es en este momento en el cual la producción de leche en la madre se regula, entonces la leche pasa a formarse e únicamente cuando el bebé mama. La consecuencia es que la madre deja de terner el pecho duro e ingurgitado, y ya no se le llena como antes, lo que refuerza la sensación de "falta de leche". Nada más lejos de la realidad. Ese es el momento en el cual los pechos funcionan a pleno rendimiento, dejan de producir leche a todas para hacerlo sólo cuando lo demanda el recién nacido.
Esto hace que el niño tenga que estimular el pezón para que se forme leche (ya no es como antes, que siempre había), y esto pude llegar a enfadarle un poco, por eso se queja y suelta y coge el pezón una y otra vez.
También en este momento comienza a frenarse el aumento de peso del bebé; es algo fisiológico, nunca los bebés llevan el mismo ritmo de aumento de peso que en sus primeras semanas de vida. Este ritmo va desacelerándose a medida que va creciendo.
Aparte de esto, también suele coincidir un cambio en las deposiciones del bebé. En sus primeras semanas, los bebés tienen el reflejo gastrocólico, que les hace tener necesidad de defecar cada vez que comen, por eso hacen tantas cacas. Este reflejo se va perdiendo, y pasan a hacer una, ninguna o incluso pueden estar varios días sin hacer deposiciones. a esto le ayuda el hecho de que la leche materna produce pocos residuos, se asimila casi en su totalidad.
El bebé cada vez va teniendo más respuesta a estímulos, cada vez su mundo es mas amplio y le llaman la atención más cosas a parte de la cara de sus mamá. A partir de este momento puede que esté más despistado y sea más difícil que se mantenga relajado mientras mama. También notamos que suele mamar mejor dormido o en tomas nocturnas.
Todo esto hace que esta crisis sea la más difícil de superar; la madre interpreta todos estos cambios como una señal inequívoca de que ha bajado su producción de leche y muchas comienzan a dar suplemento de leche artificial en biberón al bebé, comenzando de esta manera un destete prematuro. Este momento tan duro debemos tener confianza en nuestra capacidad de alimentar a nuestro hijo, y estar atentas para ofrecer al bebé el pecho en cada momento que lo necesite. Los dos deben adaptarse a la nueva situación y a los cambios que se han producido y para ello se necesita comprensión, apoyo y mucha tranquilidad, porque tendremos que pasar mucho tiempo amamantando a nuestro bebé. Esta crisis puede tardar en resolverse un mes, pero una vez superada, la lactancia se vuelve más fácil ya que nuestro bebé va a tardar menos tiempo en hacer sus tomas.
Todo esto hace que esta crisis sea la más difícil de superar; la madre interpreta todos estos cambios como una señal inequívoca de que ha bajado su producción de leche y muchas comienzan a dar suplemento de leche artificial en biberón al bebé, comenzando de esta manera un destete prematuro. Este momento tan duro debemos tener confianza en nuestra capacidad de alimentar a nuestro hijo, y estar atentas para ofrecer al bebé el pecho en cada momento que lo necesite. Los dos deben adaptarse a la nueva situación y a los cambios que se han producido y para ello se necesita comprensión, apoyo y mucha tranquilidad, porque tendremos que pasar mucho tiempo amamantando a nuestro bebé. Esta crisis puede tardar en resolverse un mes, pero una vez superada, la lactancia se vuelve más fácil ya que nuestro bebé va a tardar menos tiempo en hacer sus tomas.
Crisis de los 6 meses:
Esta crisis no la sufren todos los bebés. En este momento, algunos bebés pueden tener más interés en descubrir la alimentación complementaria, y esto puede ser un problema si la madre lo interpreta como un rechazo hacia el pecho. Aunque empecemos a ofrecerle otros alimentos, el bebé debe seguir teniendo como alimento principal la leche materna, por tanto no debemos relajarnos y seguir ofreciendo siempre el pecho antes de dar cualquier comida.
Crisis de los 8 meses:
Igual que la anterior, no todos los bebés sufren esta crisis. Los bebés pueden tener dos comportamientos: una demanda excesiva de pecho por sufrir angustia por separación, o bien dejar de demandar el pecho por empezar a tener más conciencia de sus entorno y querer explorarlo.
Después de ver las características de las crisis, debemos saber que hay unos factores comunes para enfrentarse a ellas: tener paciencia para poder sobrellevarlas, ya que los bebés suelen estar más irritables y demandantes; tener confianza en nosotras, en nuestra capacidad de alimentar a nuestros hijos; y tener la seguridad de que somos lo más importante para ellos y lo que podemos ver como un rechazo hacia nosotras es una situación normal que podemos resolver.
Sin duda con el conocimiento de estas crisis podremos afrontarlas y superarlas con éxito
Un artículo muy interesante. La verdad es que a veces desconoces tantas cosas que te pones en lo peor, cuando es algo normal lo que está pasando.
ResponderEliminarGracias.
Gracias Pati x las últimas actualizaciones del blog.....superinteresantes!!!! seguro que son de gran ayuda a muchas madres! Un saludo
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